15/1/12

a la pacifica costa ecuatoriana

Y el siguiente destino fue Manta. No sin antes pasar por Jipijapa, que por solo tener ese nombre merece su mención! Ni bien me bajé ahi, me subí al cole de al lado q sí iba a Manta, Capital del Atún! Un coche pequeño, pero que rozaba el "servicio ejecutivo". Llegué de noche, cosa poco recomendable en general si uno no conoce nada ni nadie donde llega. Estaba cansada asi q pregunté en los hoteles cerca de la terminal, que me tiraron precios excesivos (10 USD), asi q cuando encontré la plaza me estacioné un rato ya que se estaba armando una banda que iba a tocar. No había nadie! Era día de semana que resultó ser sinónimo de mucha tranquilidad en la ciudad. La banda era ni mas ni menos que la gran Pasión Eterna, que ya había sonado en la última noche de Montañita, y con ese nombre de grupo parroquial soltaban un rock básico y pegadizo. Entre las aproximadamente 5 personas que estabamos escuchando el show, estaba Ruth y Victoria, su hija. Se acercaron a preguntarme qué hacía, de dónde era, si llegaba o me iba (situación que despertó esta curiosidad: yo sucia, con la mochila al costado, echada en un banco de la plaza), al rato de charlar se fueron. Al rato de irse volvieron. Me ofrecieron quedarme con ellas en su casa, y yo ni lerda ni perezosa, acepté! Vivían a dos cuadras de la terminal (bien), en un departamento grande como mi casa (bieeen), y me hospedaron en una habitación inmensa, con cama dos plazas, sábanas sin arena, tele con dvd, y... el baño tenía agua caliente!! (MUY BIEEEEEEN!!!!).





Ruth tiene 49 años, morena de pelos crespos, y mas juvenil que las abuelas de muchos de mis pacientes. Ahora no trabaja, los findes hace bocados para fiestas, tiene una casa en alquiler y a veces alquila las habitaciones extra de su gran departamento. Hace 4 meses había enviudado, por una enfermedad pulmonar aparentemente asociada al trabajo con químicos de su esposo. la única hija del matrimonio, Victoria (!) tiene 21 años, estudia Administración en la Universidad Laica, es flaca, bonita, de lentes. Muy sobreprotejida. Tiene su habitación forrada con pósters de Crepúsculo y mariposas (!!!) dibujadas por todas partes. Le cuento que me encantan las mariposas y las tengo tatuadas, y ella con cierto enojo me responde "a mi no me dejan tatuarme...".
Cuando las conocí en la plaza ambas vestían de negro. No me llamó la atención en principio, era de noche, Victoria tenia un short de jean claro acompañando su blusa negra. La mañna antes de irme (junto al abundante desayuno que me invitaron) le pregunté a ella si solía salir con sus amigos, ya que me había dicho que los findes tenían mucho movimiento de la juventud universitaria. Con pesar y enojo me respondió "no puedo salir" y me explicó que generalmente luego de la muerte de un familiar se guarda un obediente luto que consiste en vestir de negro y no asistir a reuniones sociales ni eventos nocturnos. A ella le gusta vestir de colores vivos, detesta el negro, y por ahora solamente iba a cenar con amigos si había algún cumpleaños que lo amerite, pero no a bailar. Ha decidido que su luto será de un año, "recién van 4 meses!!" me dice con ansiedad.
Recorrí poco de Manta, linda ciudad costera, con un muy buen mercado artesanal donde encontré precios mejores que en Montañita.
El siguiente viaje a Canoa, requirió del paso por el río que separa bahía de San Vicente. Lo hice junto a una pareja de cincuentones franceses que iban con tabla de surf!
Canoa, mini pueblo playero por excelencia. Enocontré rápidamente el hostal "El Olmito", recomendado por Facu, un abogado porteño que conocí en Los Frailes y que también iba hacia Canoa. El hostal, hermoso, una habitación a compartir (con nadie durante mi estadía) y sin baño privado a 8USD. Frente al hostel una callecita de arena, la playa, el Pacífico. Llegué en el momento ideal para llegar a una playa del Pacífico: el atardecer. Impagable.



El pueblo es muy chiquito, sin la convulsión juvenil de Montañita, el hostel El Olmito está integramente construído con árboles y palmeras, desde las habitaciones, las escaleras, las camas, las mesas y bancos del espacio común. Un placer. Gran personaje su dueño, un austríaco de unos 60 y... alto, gringo por donde se lo vea, con un relax envidiable, de bermuda blanca y camisa floreada, con sombrerito piluso. Hace casi 30 años que está en latinoamérica, y 14 ahi instalado. Tuve la suerte de llegar en la semana en que estaban hospedados sus amigos de la juventud a quienes no había vuelto a ver desde que llegó a nuestro continente y reencontró por Facebook! eran 4 roperos nórdicos más, con sus respectivas mujeres, y uno con su hijo de 19 quien estaba recorriendo el mundo. Él había salido a pescar con unos lugareños arpón en mano y nos invitaron a todos a cenar la pesca de la tarde. Muy buena onda!
Todos los invitados éramos: los austríacos y sus esposas, tres ingleses: padre, hijo y nieto, Facundo y yo.
Los ingleses merecen su párrafo. El padre, setentón con mucha onda, había viajado a pasar el verano con su hijo, cuarentón altamente deseable, escritor que hacía mas de 7 años vivía en Guayaquil, y hace algunos meses estaba con su sobrino (la 3ra generación) que había dejado en pausa su vida para viajar con el tío por sudamérica. Padre e hijo hacia años q no se veían.
Mesa de muy buenas historias, varias lenguas unifcadas en el inglés, por supuesto y refrescadas con mucha cerveza!



La estadía en Canoa de 3 días fue una sucesión de mar, atardeceres, comida muy rica y descanso. Altamente recomendable!
El siguiente paso fue llegar a Atacames, salteando Mompiche... hoy les recomendaría q hagan al revés. Esmeralda es mas citadina. No hice casi nada, paseo nocturno por la costa con varios puestos de artesanías y tragos, bares en la playa, pero con clara fijación local, es el punto donde los ecuatorianos disfrutan su costa sin soportar la invasión extranjera. Mas que respetable. De día la playa llena de familias, chicos jugando por todos lados, lindos hoteles y complejos a la costa. Y riquisimos jugos, ensaldas de frutas y refrescos bien tropicales. A esta altura ya estaba en el Hemisfrio Norte, el correr del agua en el inodoro lo demuestra!
La última parada previa a Quito fue Santo Domingo. Ahi hice una larga caminata hasta el mirador, un complejo tipo reserva ecológica, con una capilla y muchas antenas, llamado el Bomboliche. Como no encontré mucho para hacer ni con quién lo dejé atrás rápidamente.



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